El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas,
sino ser indiferentes con ellas, esa es la esencia de la inhumanidad.

*George Bernard Shaw

sábado, 2 de agosto de 2008

LA ZORRA Y EL GATO


Ocurrió una vez que el gato se encontró en un bosque con la señora zorra, y pensando: «Es lista, experimentada y muy considerada en el mundo», dirigiósele amablemente en estos términos:
-Buenos días, mi estimada señora zorra. ¿Qué tal está su señoría? ¿Cómo le va en estos tiempos difíciles?. La zorra, henchida de orgullo, miró al gato despectivamente de pies a cabeza, y estuvo un buen rato meditando si valía la pena contestarle; pero, al fin, dijo:
-¡Oh, mísero lamebigotes, necio abigarrado, muerto de hambre, cazarratones, ¿qué te ha pasado por la cabeza? ¿Cómo te atreves a preguntarme si lo paso bien o mal? ¿Qué has aprendido tú, vamos a ver? ¿Cuántas artes conoces?
-No conozco más que una -respondió el gato modestamente.
-¿Y cuál es esta arte tuya? -inquirió la zorra.
-Cuando los perros me persiguen, sé subirme de un brinco a un árbol, y, de este modo, me salvo de ellos.
-¿Y es eso todo lo que sabes? -dijo la zorra-. Pues yo domino más de cien tretas, y aún me queda un saco lleno de ellas. Me das lástima; vente conmigo y te enseñaré la manera de escapar de los perros. En aquel momento se presentó un cazador con cuatro lebreles. El gato, veloz, saltó a un árbol y sentóse en la copa, bien oculto por las ramas y el follaje.
-¡Abrid el saco, señora zorra, abrid el saco! -gritó desde arriba; pero los canes habían hecho ya presa en la zorra y no la soltaban.
-¡Ay!, señora zorra -prosiguió el gato-, con vuestras cien tretas os han cogido. ¡Si hubieseis sabido trepar como yo, habríais salvado la vida!
(*)Fuente: Hermanos Grimm

viernes, 1 de agosto de 2008

EL GATO Y EL RATÓN VIEJO


Eran muchos los ratones que cazaba cierto gato: pero al fin más advertidos aquellos, determinaron no bajar de los sitios altos y estarse siempre donde no pudiese alcanzarles su incansable enemigo.
No desmayó por esto el gato, sino que, fingiéndose muerto, se colgó por los pies de un madero que había en la pared.
-Es inútil que te hagas el mortecino –le dijo un ratón asomándose en su agujero-, porque conozco tus mañas y no pienso moverme de aquí.
*El varón prudente podrá ser engañado una sola vez porque luego no confiará más en falsas palabras.
(*)Fuente: Fábulas de Esopo

RIBA

Hermoso... amigos mios. Quería compartirlo con todos vosotr@s. Feliz día...

HERÁCLITO EL OSCURO

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