Poema XII
¡Y hay quien dice que un gato no vale ni la mitad de un
perro muerto!
Yo atestiguo por tu vigilia y tus ensalmos al borde de mi
lecho,
curandera a mansalva y arma blanca;
por tu silencio que urde nuestro código con tinta
incandescente,
escriba en las cambiantes temporadas del alma;
por tu lenguaje análogo al del vaticinio y el secreto,
traductora de signos dispersos en el viento;
por tu paciencia frente a puertas que caen como lápidas
rotas,
intérprete del oráculo imposible;
por tu sabiduría para excavar la noche y descubrir sus presas
y sus trampas,
oficiante en las hondas catacumbas del sueño;
por tus ojos cerrados abiertos al revés de toda trama,
vidente ensimismada en el vuelo interior;
por tus orejas como abismos hechizados bajo los sortilegios
de la música,
prisionera en las redes de luciérnagas que entretejen los
ángeles;
por tu pelambre dulce y la caricia semejante a la hierba de
septiembre,
amante de los deslizamientos de la espuma en acecho;
por tu cola que traza las fronteras entre tus posesiones y los
reinos ajenos,
princesa en su castillo a la deriva en el mar del momento;
por tu olfato de leguas para medir los pasos de mi ausencia,
triunfadora sobre los espejismos, el eco y la tiniebla;
por tu manera de acercarte en dos pies para no avergonzar
mi extraña condición,
compañera de tantas mutaciones en esta centellante
rotación de quince años.
No atestiguo por ti en ninguna zoológica subasta
donde serías siempre la extranjera.
Apuesto por tus venas anudadas al enigmático torbellino de
otros astros.
¡Y hay quien dice que un gato no vale ni la mitad de un
perro muerto!
Yo atestiguo por tu vigilia y tus ensalmos al borde de mi
lecho,
curandera a mansalva y arma blanca;
por tu silencio que urde nuestro código con tinta
incandescente,
escriba en las cambiantes temporadas del alma;
por tu lenguaje análogo al del vaticinio y el secreto,
traductora de signos dispersos en el viento;
por tu paciencia frente a puertas que caen como lápidas
rotas,
intérprete del oráculo imposible;
por tu sabiduría para excavar la noche y descubrir sus presas
y sus trampas,
oficiante en las hondas catacumbas del sueño;
por tus ojos cerrados abiertos al revés de toda trama,
vidente ensimismada en el vuelo interior;
por tus orejas como abismos hechizados bajo los sortilegios
de la música,
prisionera en las redes de luciérnagas que entretejen los
ángeles;
por tu pelambre dulce y la caricia semejante a la hierba de
septiembre,
amante de los deslizamientos de la espuma en acecho;
por tu cola que traza las fronteras entre tus posesiones y los
reinos ajenos,
princesa en su castillo a la deriva en el mar del momento;
por tu olfato de leguas para medir los pasos de mi ausencia,
triunfadora sobre los espejismos, el eco y la tiniebla;
por tu manera de acercarte en dos pies para no avergonzar
mi extraña condición,
compañera de tantas mutaciones en esta centellante
rotación de quince años.
No atestiguo por ti en ninguna zoológica subasta
donde serías siempre la extranjera.
Apuesto por tus venas anudadas al enigmático torbellino de
otros astros.
Olga Orozco "Cantos a Berenice"
6 comentarios:
No conocía a Olga Orozco, pero he descubierto una mina, me encanta todo lo que escribe, un Miauu!!.
P.D: Un ruego, una suplica, ¿Puedes quitar la verificación de palabra?, es un tostón, muchas gracias!!!
Hola Henriketo, te traigo sardinitas!!!
Gracias por publicar este bello canto a esta minina, me encantó, pienso que el que odia a los gatos es porque fue ratón en su otra vida!!!
Saluditos!!!
Creo que si hubieras conocido a Berenice te habrías enamorado locamente de ella, henriketo. También puedes enamorarte así, a través de la palabras, que ya sabes que tienen tanta magia como unos ojos verdes. Espero que hayas empezado bien el año. Y te recuerdo que si te apetece que ponga una foto tuya o varias o fotos de tus amigos y amigas en mi blog, dentro de la serie de "crónicas felinas", no tienes más que decirle a tu ama que me las mande por e-mail a ibarchico@hotmail.com No sabes cuánto me gustaría que asomaras por allí tu hociquito. Un besazo.
Duncan, me alegra que sientas la misma fascinación que yo por la biblioteca de Henriketo...jejeje. Y con respecto a la palabrita de marras.. debo darte las gracias por hacer de pepito grillo...ciertamente es un tostón...asi es que...ha sido eliminada para tu complacencia,la mía y la de todos los lectores de este blog. Un saludo
Me gusta eso que dices...Tigrita. Gracias por traerle a Henriketo sardinas...le encantan!!!. Un cordial saludo.
Isabel Romana: Henriketo siempre está enamorado...pero tienes razón seguro que a Berenice más de un besito de nariz le daría, jejeje. En cuanto me sea posible te facilito alguna fotografía de Henriketo...me parece fantástica tu iniciativa y Henri se va a poner muy contento ya que es muy coqueto..Tu sección felina nos resulta exquisitamente encantadora querida Isabel. Enseguida te visitamos... y otro besazo para ti.
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