Ya no te veré más durmiendo
a gracia suelta: no volviste jamás
de tu amorosa vuelta.
Con una gata blanca,
mira qué mala suerte:
la gata era la blanca
de la Señora Muerte.
La leche está servida,
Está listo el pescado;
tu silla preferida
en vano te ha esperado.
Tu paso era ligero,
tus modales corteses,
y fuiste tan sincero
que me ignoraste a veces.
Me hablabas tú muy suave,
yo nunca te entendía;
mas fue una falta grave
tu enorme melodía.
Llegó hasta el universo,
ira y amor a una,
el eco en el reverso
siniestro de la luna.
Y un encolerizado
te enmudeció en el frío:
no más a nuestro lado
duermes, amigo mío.
Tu cuerpo es hoy la sombra,
las nubes son tus manchas,
y sólo ahora te nombra
el silencio a sus anchas.
La leche está servida,
está listo el pescado;
tu silla preferida
ya se ha desesperado.
2 comentarios:
Este poema me ha hecho llorar, no hay nada más triste esperar a tu gatico y que este no regrese nunca más a su hogar...
Siento, Tigrita que este poema te haya entristecido...pero si ellos deciden emprender su viaje...debemos dejarles marchar...Mil ronronitos para ti.
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