El peor pecado para con nuestras criaturas amigas, no es el odiarlas,
sino ser indiferentes con ellas, esa es la esencia de la inhumanidad.

*George Bernard Shaw

martes, 10 de marzo de 2009

EL GATO Y LA FILOSOFÍA


DE HISTORIA Y FILOSOFÍA GATUNA

“He estudiado a una gran cantidad de filósofos y a una gran cantidad de gatos. La sabiduría de los gatos es infinitamente superior”. Esta frase, desparramada a lo largo y ancho de la Web en cada página dedicada a las mascotas, y atribuida al escritor francés Hippolyte Taine encierra para nosotros, amantes de los gatos, y amigos de algunos filósofos que aman a los gatos, un enigma que, al observar a nuestras propias mascotas, se hace presente cada día: ¿Qué encierran los gatos en esa misteriosa, poderosa, cabecita?
Ya decía Leonardo Da Vinci que el más pequeño de los felinos puede considerarse una obra maestra. Pero la admiración del hombre hacia los gatos es mucho más antigua.

En alguna Historia de los Gatos (¿o ustedes creían que era el Hombre el único propietario de la Historia?), leemos que los antiguos egipcios los veneraban como dioses, los griegos se los robaban a los egipcios para comercializarlos internacionalmente ( ¿negocio al que podríamos llamar cat’s trading?), en tanto los romanos los erigieron como símbolo de libertad. Hasta que debido al surgimiento del Cristianismo sus gatunas veleidades de deidades hubieron ser dejadas de lado, y los felinos no tuvieron más remedio que salir a trabajar, siendo requeridos para controlar las plagas de roedores que invadían a todas las ciudades por aquellos tiempos En la Edad Media, los gatos comienzan a ser parte de una gran multinacional, y a desplegar sus encantos por todo el mundo.
La Historia de los hebreos cuenta que el gran Maimónides tuvo una vez una contienda con un grupo de filósofos que habían elegido un conjunto de gatos para entrenarlos y lograr que sus actos fueran semejantes a los de los seres humanos. Los filósofos llamaron a Maimónides para hacer una demostración de sus logros con los gatos: lo invitaron a cenar, en una mesa encabezada por el sultán servida por...los gatos, que muy orondos, salieron de la cocina llevando los platos que contenian sopa caliente. Ante la sorpresa general, Maimónides seguía imperturbable, pero tan pronto como los gatos se acercaron a la mesa con los platos, el sabio abrió una pequeña cartera y de ella salió un ínfimo ratoncito. En ese momento, los gatos tiraron los platos, la sopa caliente se derramó por la mesa de los invitados, y los felinos, olvidando su buena educación, salieron detrás del ratón. De un modo tan simple, Maimónides había dado una lección sobre la esencia: se podía, triunfar en un entrenamiento superficial de los gatos, pero su esencia no puede cambiar: un gato es un gato y, siempre lo será.

6 comentarios:

Azuquita Felina dijo...

Y siempre será gato. Yo lo veo todos los dias.
Besos felinos.

Isabel Barceló Chico dijo...

Pasé a darte un beso, enriketo, y te encuentro enfrascado en la filosofía. Pues no te molesto. Muac, muac.

Duncan de Gross dijo...

Que bueno, y la frase con la que empiezas el post es requetebuena, para enmarcarla!!, un besoteee!!

Cabalayka dijo...

Pues, claro que si, Azuquita siempre seré GATO
Ronronitos para ti

Cabalayka dijo...

Henriketo dice:
Isabel: Es que Cabalayka es filósofa y aventurera, algo se me tiene que pegar...de sus tontunas metafísicas. Voy a darme una vuelta del Mito al Logo...y luego me como dos sardinas y me pongo más fino que un coral...

Cabalayka dijo...

Duncan: Esa la he escrito yo hombre de dios..miau, jejeje, miauu

RIBA

Hermoso... amigos mios. Quería compartirlo con todos vosotr@s. Feliz día...

HERÁCLITO EL OSCURO

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